Nació con todos los tesoros. Pero por cada don no devuelto
vamos pagando nosotros con la muerte, el llanto, los idiomas, el exilio.
No nos conoce. No sabe que imaginamos el dorado tesoro de su cofre.
Soñamos con ser ladrones, luego nos complace nuestra mendicidad.
Excepto quien ha convertido su camino en un regreso:
sabe que la belleza le sigue sus pasos ,
pero ya no vuelve su mirada atrás.
1 comentario:
te leo y leo en ti un libro que alguien dejó olvidado... (pongamos que en un tren) cuando pasan unos minutos empiezo a buscar algo que no había imaginado.... y cuando deja de importarme llegar encuentro lo que en la espera desaparece.
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