Hay dos dioses: La Ley y el Delito.
La Ley es ineludible, pero el Delito es posible.
De esta paradoja surgen numerosos diosecillos.
Hacia abajo destilan saber e ignorancia.
Hacia arriba el deseo de la Ley por conocerse
y conocer cualquier otra dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario