martes, 11 de junio de 2013

Los cabellos de una mujer son serpientes y su veneno la belleza.
Pero tus cabellos son serpientes de verdad y su veneno.
Todo está al revés. La belleza es un veneno de piedra
para mis ojos de piedra y un velo de mi mirada.
La mujer es una piedra de verdad un mar
cuya belleza es la mirada lanzada, la visión que vuela
–cadenas que serpean por tu cuerpo como un mar al viento–
veneno de libertad como te pienso
ahora cortada.

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