martes, 11 de junio de 2013

No tenemos ojos. Son nuestros fantasmas
quienes miran por nosotros.
Así que he decidido
ir de uno en uno, de fantasma en fantasma,
de mío en mío, no sé, a arrancarles
los ojos, a que me enseñen a no ser ellos.
¿Quiénes son, cómo encontrarlos, cuál es su idioma?
Comparten acaso un mismo ojo y un mismo diente.
Tú fuiste mi fantasma preferido, pero antes
no lo sabía, ¿y ahora lo sé, cómo? Me contaron
cosas horribles de ti. Paradigma del horror.
Te llamaban objeto de mirada prohibida.
¿Qué veías tú entre nuestros ojos huidizos
y nuestro corazón de piedra y nuestro valor?
Yo sólo me atrevo a recordarte de reojo,
a través de este escrito, de esta lectura castrada.

No hay comentarios: